La dermatitis atópica es una enfermedad difícil de definir. Se trata de un grupo variado de lesiones de la piel que tienen el denominador común de la atopia. Se denomina atopia a la predisposición individual, generalmente hereditaria, a padecer enfermedades de origen alérgico (rinitis alérgica, conjuntivitis alérgica, alergia a alimentos, asma alérgico) y otras cuya causa alérgica es menos clara (dermatitis atópica, urticaria, etc.).
FRECUENCIA
La dermatitis atópica es la enfermedad cutánea más frecuente en la infancia. Se estima que entre el 2 y el 20 % de los niños, según los países, tienen o han tenido algún grado de dermatitis atópica durante su infancia. La dermatitis atópica suele comenzar en la primera infancia, aunque es posible la aparición de la dermatitis atópica a cualquier edad.
CAUSA
La causa de la dermatitis atópica es desconocida. Se puede decir que, en muchos casos, existe una herencia del estado atópico. Sin embargo, en cada miembro de la familia el estado atópico puede manifestarse de distinta manera; así, dentro de una misma familia de atópicos, unos pueden tener rino-conjuntivitis alérgica, otros pueden padecer asma y otros pueden tener dermatitis atópica. Además, un mismo individuo puede tener, bien a la vez o bien en distintos momentos de su vida, dsitintas manifestaciones de atopia.
Así como el asma, la rino-conjuntivitis y la alergia alimentaria tienen una clara relación con la sustancia a la que el individuo es alérgico, la dermatitis atópica no se comporta de esta manera, de modo que en la inmensa mayoría de los niños con dermatitis atópica no se identifica una causa alérgica que justifique la enfermedad. Así, debe desecharse la creencia de que la alergia a la leche, huevo, pescado, pólenes o ácaros son la causa de la dermatitis atópica. Más bien, la dermatitis atópica evoluciona, en la gran mayoría de los pacientes, de forma independiente a la exposición a cualquiera de estas sustancias, incluso aunque se haya demostrado que el niño es verdaderamente alérgico a cualquiera de dichos elementos. Está más que comprobado que las dietas de evitación de supuestas sustancias alergénicas no suele tener ninguna influencia en el curso de la dermatitis atópica.
MANIFESTACIONES
La forma más habitual de aparición de la dermatitis atópica es el eczema, cuyo aspecto clínico y su localización habitual varía según la edad del individuo. En general, el eczema del lactante suele predominar en las mejillas y superficies extensoras de los miembros, mientras que en el niño mayor, las lesiones suelen localizarse en los grandes pliegues (cuello, pliegues del codo y de las rodillas). El eczema se acompaña de picor, que muchas veces es difícil de evitar y controlar, y que puede impedir conciliar el sueño.
La dermatitis atópica puede manifestarse no sólo como eczema, sino como otras muchas lesiones diferentes, como son la dermatitis de párpados (blefaritis atópica), de los labios (queilitis atópica), de las palmas y plantas (dishidrosis, dermatosis plantar juvenil), las lesiones aisladas (prúrigo atópico), la dermatitis de las yemas de los dedos (pulpitis atópica), lesiones en placas (eczema discoide o eczema numular), y otras muchas.
Por otra parte, los niños con dermatitis atópica son propensos a padecer ciertas enfermedades, de muy diversa índole como urticaria, dermatitis alérgica de contacto (a metales, sobre todo), reacciones cutáneas a picaduras de insectos, alergia a penicilinas u otras. También se sabe que los atópicos sufren con mayor frecuencia enfermedades infecciosas de la piel (molusco contagioso, verrugas virales, infección de lesiones de eczema, etc) y enfermedades del sistema inmunológico tan variadas como la celiaquía (intolerancia al gluten), la alopecia o el vitíligo.
Una de las manifestaciones más controvertida de la dermatitis atópica es la sequedad de la piel. Es bueno recordar que no todos los niños con dermatitis atópica tienen la piel seca ni todos los individuos con piel seca son atópicos. Tampoco se debe confundir la textura de sequedad de la piel con la descamación que producen las lesiones de eczema cuando siguen su evolución natural. También se ha conferido mucha importancia, seguramente demasiada, a la capacidad de ciertos productos como la lana o los detergentes de la ropa de producir picor o lesiones de la piel en los niños con dermatitis atópica. Estas cuestiones deben ser tomadas con cautela, muchas veces más como un ejercicio de reflexión que como una norma estricta.
EVOLUCION
Es bien conocido que la dermatitis atópica tiende a la desaparición o a la mejoría en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, no puede predecirse ante un paciente cuál va a ser su evolución. Se estima que el 50 ó 60 % de los casos de inicio en la lactancia se curan hacia los 2 ó 3 años, y que más del 90 % de los casos se curan hacia la pubertad. En general, puede asumirse que si la dermatitis atópica no desaparece hacia la pubertad, puede prolongarse durante muchos más años en la vida del individuo.
No es raro observar que los niños que padecieron una dermatitis atópica, aparentemente curada en la infancia, pueden presentar en su vida adulta algunas manifestaciones leves de atopia, bien en la piel (eczemas de manos o pies, sequedad cutánea, dermatitis de párpados, etc.) o bien de causa alérgica (habitualmente rinitis y/o conjuntivitis alérgica).
Es conocido que la dermatitis atópica puede experimentar empeoramiento y mejoría según circunstancias tan variables como la estación del año, el clima, el medio ambiente, los factores psicológicos o las enfermedades intercurrentes.
TRATAMIENTO
En general, consideramos que todos los casos de dermatitis atópica deben tratarse, pues el tratamiento mejora la calidad de vida del niño afecto, y la remisión espontánea de la enfermedad puede tardar meses o incluso años. Además, existe abundante experiencia sobre el manejo de estos niños, que puede lograrse en la inmensa mayoría de los casos sin apenas efectos secundarios.
Las líneas de tratamiento son variadas, e incluso diferentes dermatólogos tienen opiniones diferentes. Por esta razón, el tratamiento de la dermatitis atópica debe ser individualizado, y es probable que el tratamiento administrado a un paciente no sirva para otro. Esto se debe a la gran variabilidad en la forma de presentación de la dermatitis atópica. La experiencia del médico es un factor primordial en la pauta de conducta y el éxito del tratamiento.
Ante todo, cualquier desencadenante conocido debe ser evitado. Por ejemplo, el verano y el sol suelen ser beneficiosos para los niños con dermatitis atópica, pero un 10 % de los mismos empeoran con la exposición solar.
Hidratación cutánea. La hidratación de la piel es recomendada por algunos médicos y restringida por otros, pero nunca debe considerarse un tratamiento por sí mismo de la dermatitis atópica, aunque puede ser un aliado útil en muchos casos. Es decir, la hidratación de la piel nunca debe ser un fin en sí misma. Se aconseja valorar en cada paciente su necesidad.
Baño e higiene de la piel. De nuevo, algunos médicos son partidarios de los baños emolientes diarios y otros de restringir al máximo la frecuencia del baño. Igualmente, se valorará cada caso de forma individual ante un paciente dado.
Ropas, sustancias de contacto. Aunque se recomienda evitar la aplicación directa de prendas de lana y de colonia sobre la piel, hay más discusión en las opiniones de los médicos en cuanto a los detergentes de la ropa y otras fibras sintéticas.
Tratamiento médico. En general, la base del tratamiento médico de la dermatitis atópica son las cremas con corticoides, que actúan eficazmente como antiinflamatorios y en el control del eczema. Sin embargo, sólo son útiles mientras se aplican, y la aplicación excesivamente repetida puede inducir efectos secundarios en la piel y ocasionalmente pueden influir sobre el crecimiento del niño. Deben aplicarse bajo estricta recomendación del médico, quien indicará la conveniencia de utilizar un corticoide u otro y el tiempo adecuado de aplicación.
Los antihistamínicos por vía oral pueden ayudar a aliviar el picor, aunque muchas veces actúan más como sedantes que como calmantes del picor. Nunca se utilizarán los antihistamínicos por vía tópica (en crema).
Los antibióticos por vía tópica u oral son útiles en caso de infección de las lesiones de dermatitis atópica, y se ha dicho que pueden ayudar a mejorar las lesiones de dermatitis atópica no infectadas. Su uso debe realizarse bajo prescripción médica.
Otros tratamientos están aún en fase experimental o bien se reservan para casos especialmente severos (corticoides por vía oral, ciclosporina, fototerapia, etc.). Estos tratamientos son de ámbito de especialista y siempre son administrados bajo estricto control médico.
FRECUENCIA
La dermatitis atópica es la enfermedad cutánea más frecuente en la infancia. Se estima que entre el 2 y el 20 % de los niños, según los países, tienen o han tenido algún grado de dermatitis atópica durante su infancia. La dermatitis atópica suele comenzar en la primera infancia, aunque es posible la aparición de la dermatitis atópica a cualquier edad.
CAUSA
La causa de la dermatitis atópica es desconocida. Se puede decir que, en muchos casos, existe una herencia del estado atópico. Sin embargo, en cada miembro de la familia el estado atópico puede manifestarse de distinta manera; así, dentro de una misma familia de atópicos, unos pueden tener rino-conjuntivitis alérgica, otros pueden padecer asma y otros pueden tener dermatitis atópica. Además, un mismo individuo puede tener, bien a la vez o bien en distintos momentos de su vida, dsitintas manifestaciones de atopia.
Así como el asma, la rino-conjuntivitis y la alergia alimentaria tienen una clara relación con la sustancia a la que el individuo es alérgico, la dermatitis atópica no se comporta de esta manera, de modo que en la inmensa mayoría de los niños con dermatitis atópica no se identifica una causa alérgica que justifique la enfermedad. Así, debe desecharse la creencia de que la alergia a la leche, huevo, pescado, pólenes o ácaros son la causa de la dermatitis atópica. Más bien, la dermatitis atópica evoluciona, en la gran mayoría de los pacientes, de forma independiente a la exposición a cualquiera de estas sustancias, incluso aunque se haya demostrado que el niño es verdaderamente alérgico a cualquiera de dichos elementos. Está más que comprobado que las dietas de evitación de supuestas sustancias alergénicas no suele tener ninguna influencia en el curso de la dermatitis atópica.
MANIFESTACIONES
La forma más habitual de aparición de la dermatitis atópica es el eczema, cuyo aspecto clínico y su localización habitual varía según la edad del individuo. En general, el eczema del lactante suele predominar en las mejillas y superficies extensoras de los miembros, mientras que en el niño mayor, las lesiones suelen localizarse en los grandes pliegues (cuello, pliegues del codo y de las rodillas). El eczema se acompaña de picor, que muchas veces es difícil de evitar y controlar, y que puede impedir conciliar el sueño.
La dermatitis atópica puede manifestarse no sólo como eczema, sino como otras muchas lesiones diferentes, como son la dermatitis de párpados (blefaritis atópica), de los labios (queilitis atópica), de las palmas y plantas (dishidrosis, dermatosis plantar juvenil), las lesiones aisladas (prúrigo atópico), la dermatitis de las yemas de los dedos (pulpitis atópica), lesiones en placas (eczema discoide o eczema numular), y otras muchas.
Por otra parte, los niños con dermatitis atópica son propensos a padecer ciertas enfermedades, de muy diversa índole como urticaria, dermatitis alérgica de contacto (a metales, sobre todo), reacciones cutáneas a picaduras de insectos, alergia a penicilinas u otras. También se sabe que los atópicos sufren con mayor frecuencia enfermedades infecciosas de la piel (molusco contagioso, verrugas virales, infección de lesiones de eczema, etc) y enfermedades del sistema inmunológico tan variadas como la celiaquía (intolerancia al gluten), la alopecia o el vitíligo.
Una de las manifestaciones más controvertida de la dermatitis atópica es la sequedad de la piel. Es bueno recordar que no todos los niños con dermatitis atópica tienen la piel seca ni todos los individuos con piel seca son atópicos. Tampoco se debe confundir la textura de sequedad de la piel con la descamación que producen las lesiones de eczema cuando siguen su evolución natural. También se ha conferido mucha importancia, seguramente demasiada, a la capacidad de ciertos productos como la lana o los detergentes de la ropa de producir picor o lesiones de la piel en los niños con dermatitis atópica. Estas cuestiones deben ser tomadas con cautela, muchas veces más como un ejercicio de reflexión que como una norma estricta.
EVOLUCION
Es bien conocido que la dermatitis atópica tiende a la desaparición o a la mejoría en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, no puede predecirse ante un paciente cuál va a ser su evolución. Se estima que el 50 ó 60 % de los casos de inicio en la lactancia se curan hacia los 2 ó 3 años, y que más del 90 % de los casos se curan hacia la pubertad. En general, puede asumirse que si la dermatitis atópica no desaparece hacia la pubertad, puede prolongarse durante muchos más años en la vida del individuo.
No es raro observar que los niños que padecieron una dermatitis atópica, aparentemente curada en la infancia, pueden presentar en su vida adulta algunas manifestaciones leves de atopia, bien en la piel (eczemas de manos o pies, sequedad cutánea, dermatitis de párpados, etc.) o bien de causa alérgica (habitualmente rinitis y/o conjuntivitis alérgica).
Es conocido que la dermatitis atópica puede experimentar empeoramiento y mejoría según circunstancias tan variables como la estación del año, el clima, el medio ambiente, los factores psicológicos o las enfermedades intercurrentes.
TRATAMIENTO
En general, consideramos que todos los casos de dermatitis atópica deben tratarse, pues el tratamiento mejora la calidad de vida del niño afecto, y la remisión espontánea de la enfermedad puede tardar meses o incluso años. Además, existe abundante experiencia sobre el manejo de estos niños, que puede lograrse en la inmensa mayoría de los casos sin apenas efectos secundarios.
Las líneas de tratamiento son variadas, e incluso diferentes dermatólogos tienen opiniones diferentes. Por esta razón, el tratamiento de la dermatitis atópica debe ser individualizado, y es probable que el tratamiento administrado a un paciente no sirva para otro. Esto se debe a la gran variabilidad en la forma de presentación de la dermatitis atópica. La experiencia del médico es un factor primordial en la pauta de conducta y el éxito del tratamiento.
Ante todo, cualquier desencadenante conocido debe ser evitado. Por ejemplo, el verano y el sol suelen ser beneficiosos para los niños con dermatitis atópica, pero un 10 % de los mismos empeoran con la exposición solar.
Hidratación cutánea. La hidratación de la piel es recomendada por algunos médicos y restringida por otros, pero nunca debe considerarse un tratamiento por sí mismo de la dermatitis atópica, aunque puede ser un aliado útil en muchos casos. Es decir, la hidratación de la piel nunca debe ser un fin en sí misma. Se aconseja valorar en cada paciente su necesidad.
Baño e higiene de la piel. De nuevo, algunos médicos son partidarios de los baños emolientes diarios y otros de restringir al máximo la frecuencia del baño. Igualmente, se valorará cada caso de forma individual ante un paciente dado.
Ropas, sustancias de contacto. Aunque se recomienda evitar la aplicación directa de prendas de lana y de colonia sobre la piel, hay más discusión en las opiniones de los médicos en cuanto a los detergentes de la ropa y otras fibras sintéticas.
Tratamiento médico. En general, la base del tratamiento médico de la dermatitis atópica son las cremas con corticoides, que actúan eficazmente como antiinflamatorios y en el control del eczema. Sin embargo, sólo son útiles mientras se aplican, y la aplicación excesivamente repetida puede inducir efectos secundarios en la piel y ocasionalmente pueden influir sobre el crecimiento del niño. Deben aplicarse bajo estricta recomendación del médico, quien indicará la conveniencia de utilizar un corticoide u otro y el tiempo adecuado de aplicación.
Los antihistamínicos por vía oral pueden ayudar a aliviar el picor, aunque muchas veces actúan más como sedantes que como calmantes del picor. Nunca se utilizarán los antihistamínicos por vía tópica (en crema).
Los antibióticos por vía tópica u oral son útiles en caso de infección de las lesiones de dermatitis atópica, y se ha dicho que pueden ayudar a mejorar las lesiones de dermatitis atópica no infectadas. Su uso debe realizarse bajo prescripción médica.
Otros tratamientos están aún en fase experimental o bien se reservan para casos especialmente severos (corticoides por vía oral, ciclosporina, fototerapia, etc.). Estos tratamientos son de ámbito de especialista y siempre son administrados bajo estricto control médico.
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